ESTRUCTURA CONCEPTUAL BÁSICA DE LA RSE

El modelo de desarrollo que existe en la mayoría de los países, potencia la producción destinada a  la exportación, el crecimiento económico y el libre comercio internacional.

Frente a este panorama, la RSE nace como una reacción del mundo corporativo, de la sociedad civil y de otros grupos relacionados con un estilo de crecimiento económico encaminado a hacer frente a cuestiones como el desarrollo de la sociedad, el cuidado del medio ambiente, la economía y los derechos humanos.

Constatando nuestras fuentes, podemos afirmar que no existe ni una única definición de RSE ni una clasificación homogénea de sus principales componentes o elementos.

No obstante, muchos autores se han atrevido a definir la RSE, por ejemplo, para de la Cuesta (2003), “la responsabilidad social de la empresa se define como el conjunto de obligaciones y compromisos, legales y éticos, nacionales e internacionales, con los  grupos de interés. Estos compromisos están circunscritos a las consecuencias de la actividad empresarial en los ámbitos social, laboral, medioambiental y de los derechos humanos”.

Como consecuencia, la RSE incide tanto en la gestión de en las actividades productivas y comerciales de las empresas, como en sus relaciones con los grupos de interés (stakeholders).

La adopción de criterios de RSE en la  gestión empresarial implica la formalización de prácticas en los ámbitos social, económica y medioambiental, así como la transparencia informativa respecto a los resultados obtenidos en su aplicación y el escrutinio externo de los mismos. En cada una de estas áreas, el término stakeholders se utiliza para designar a todos aquellos agentes que tienen algún tipo de interés en las actividades de una empresa, como empleados, clientes, inversores, grupos ambientalistas y la comunidad misma. Se analiza el comportamiento social de la empresa con la pretensión de encontrar impactos positivos para el entorno.

  • Responsabilidad medioambiental

Cualquier decisión y acción que tome la empresa tiene un impacto sobre el medio ambiente, ya sea a través del consumo de los recursos naturales (inputs como materias primas, energía, etc.)o a través de la contaminación (outputs). Por ello, la empresa debe contribuir a un desarrollo sostenible y económicamente viable satisfaciendo las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras.

Los estudios científicos recientes y los graves problemas ambientales han ubicado a las empresas como las principales responsables del deterioro medioambiental, por lo que han tenido que hacer frente a las constantes presiones de diferentes organizaciones  y de la sociedad civil que les exigen respuestas para la solución a estos problemas con un enfoque global con respecto a las operaciones, productos procesos y servicios de negocios, eliminación de desechos y emisiones, maximización de la eficiencia y productividad de los activos, recursos y minimalización de prácticas que pudieran afectar negativamente a la disponibilidad de los recursos naturales del planeta por parte de generaciones futuras.

Así, se proyecta una nueva concepción de empresa, ya que no sólo debe de ser una unidad de producción y distribución de bienes y servicios requeridos por la sociedad, sino que además debe actuar conforme a una responsabilidad social que concrete una serie de acciones para la preservación del medio ambiente y para un consumo energético racional.

  • Derechos de los trabajadores:

Hace referencia a la libertad de asociación y reconocimiento real del derecho de la negociación del contrato colectivo, la eliminación de todas las formas de trabajo forzado y obligatorio, la abolición y eliminación del trabajo infantil, y la eliminación de la discriminación con respecto al empleo y ocupación.                                        

Asimismo, parece necesario asumir una perspectiva como la que propone la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que viene desarrollando el concepto de “trabajo decente” y estableciendo convenios que lo apliquen ante el aumento de formas de trabajo precario, informal y temporal. «Actualmente, la finalidad primordial de la OIT es promover oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana«.

La OIT señala que “el trabajo decente resume las aspiraciones de los individuos en lo que concierne a sus vidas laborales, e implica oportunidades de obtener un trabajo productivo con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social, libertad para qu los individuos manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en la toma de aquellas decisiones que afectan a sus vidas, así como la igualdad de oportunidades y de trato para mujeres y hombres”. Por ello, agrega la OIT, “el trabajo decente debería constituir la esencia de las estrategias globales, nacionales y locales para lograr el progreso económico y social. Es indispensable para los esfuerzos destinados a reducir la pobreza, y como medio para alcanzar un desarrollo equitativo, global y sostenible. Mediante sus actividades en el ámbito del empleo, la protección social, las normas y los principios y derechos fundamentales en el trabajo y del diálogo social, la OIT se esfuerza para fomentar el trabajo decente

  • Derechos humanos:

Las prácticas empresariales pueden afectar profundamente a los derechos humanos como la dignidad de los empleados y las comunidades. Se pretende desarrollar lugares de trabajo libres de discriminación, en donde pueda prosperar la creatividad y el aprendizaje, con códigos de conducta profesional decentes y en donde pueda lograrse un balance adecuado entre el trabajo y otros aspectos de una vida plena e integral. En un contexto globalizado, aumenta el reto de encontrar formas de hacer negocios en las que se respeten los derechos humanos y la justicia social, y se facilite el desarrollo adecuado de las economías emergentes. Se espera que los países apoyen y respeten la protección de los derechos humanos internacionales dentro de su campo de influencia y se aseguren de que sus propias corporaciones transnacionales también lo hagan, se espera que no sean cómplices de abusos de los derechos humanos.

Es importante destacar qué se entiende por participación comunitaria: amplia gama de acciones tomadas por las empresas para maximizar el impacto de la donación de dinero, tiempo, productos,  servicios, influencia, conocimiento de gestión y otros recursos sobre las comunidades en las que operan, como por ejemplo la asociación comunitaria, suministro de mano de obra, participación comunitaria global, filantropía, donaciones de productos y servicios, voluntariado, entre otros. Cuando estas iniciativas se diseñan y ejecutan estratégicamente, se deben tener en cuenta la Memoria del Director General de la OIT, el concepto de “trabajo decente”, el clima laboral en las empresas, aumento de su reputación y las de sus marcas, productos y valores dentro de las comunidades locales (en las que poseen intereses comerciales significativos), así como alrededor del mundo.

  • Estándares de negocios:

Abarcan una amplia gama de actividades corporativas tales como la ética, rendimientos financieros, protección ambiental, derechos humanos y estándares laborales. Los estándares usualmente se adoptan a nivel corporativo, asociación empresarial, industrial o de país. El incremento del comercio internacional, la globalización y las comunicaciones instantáneas han generado una creciente presión por parte de varios grupos en busca de la creación de estándares globales de conducta empresarial. En respuesta a sus inquietudes, se han propuesto y creado diferentes estándares. Aspecto que ha hecho surgir un sin número de interrogantes respecto a qué estándar es el mejor: ¿puede ser universal?, ¿puede auditarse el cumplimiento de un estándar global? y, de ser así, ¿quién, si es que existe alguien, debería monitorear su cumplimiento?.

Por otra parte, el concepto de Balance Social reúne un conjunto de tendencias y orientaciones diferentes, para algunos autores debe ser considerado un fenómeno social-empresarial más que una técnica concreta, para otros es sólo una herramienta de gestión o simplemente un sistema de información empresarial de la sociedad. Desde su praxis, podemos decir que el Balance Social es un modelo para la evaluación, gestión y planificación estratégica empresarial que ayuda a identificar oportunidades para mejoramiento en resultados sociales, ambientales y financieros, y que además, se ha ido constituyendo en una técnica que permite a la empresa reunir información cuantitativa y cualitativa para seguir de manera objetiva el desarrollo de sus actividades con el fin de medir su desempeño en la implementación de programas de carácter social (internos y externos). Más adelante nos referiremos a la norma ISO aplicada a la RSE que también puede orientar este proceso.

  • Mercadotecnia e imagen:

Temas referentes al mercado tales como distribución, mercado ético, fijación de precios, facturación, privacidad del consumidor, divulgación, calidad y seguridad del producto, etc. por cuanto se relacionan con la RSE abarcan una amplia gama de actividades empresariales que definen la relación de una empresa con sus clientes. Estas actividades pueden agruparse en seis grandes categorías: fabricación e integridad del producto, divulgación, etiquetado y empaque; mercadeo y publicidad, prácticas de ventas, fijación de precios, y distribución. Asimismo, en cada una de estas áreas las empresas están reorganizando sus estrategias de negocios para abordar nuevos temas como la privacidad y la tecnología, mercado dirigido a niños, mayores expectativas en cuanto a la seguridad e impacto ambiental del producto, incremento del escrutinio por parte de los consumidores y organismos no gubernamentales, y la globalización del movimiento de los consumidores. No obstante, ninguna de estas áreas, por otra parte, quedan exentas de la aplicación de las normas éticas que afectan la vida social, positiva o negativamente.

  • Desarrollo empresarial y económico:

Incluye competitividad, desarrollo de las Pymes locales, espíritu emprendedor, desarrollo económico de la comunidad, micro finanzas, capacidad de gestión en las economías emergentes, etc. En muchos casos, la falta de un marco de negocios habilitador y la escasez de estructuras de apoyo para nuevos negocios puede socavar y derrotar los esfuerzos empresariales. Cada vez más, se está apelando a las empresas multinacionales, con su abundante pericia financiera, técnica y gerencial para que proporcionen un punto focal de soporte a las empresas locales. Al mismo tiempo, estas empresas pueden ayudar a que los gobiernos comprendan las formas en que puede desarrollarse un marco de negocios habilitador que alimente los esfuerzos empresariales  locales. La participación empresarial en el desarrollo económico de la comunidad es la aplicación de las funciones empresariales medulares, fondos de una fundación o contribución de fondos, de acuerdo a los esfuerzos de negocios en comunidades de bajos ingresos para el beneficio económico mutuo de la comunidad y la empresa.

  • Educación y desarrollo del liderazgo:

Debido a que la educación es uno de los elementos claves del desarrollo sostenible y del progreso, las empresas, trabajando en junto con el sector público y la sociedad civil, pueden aportar una importante parte al logro de una educación de calidad accesible para todos. Además, las empresas también pueden tener un impacto mayor sobre el proceso de desarrollo mediante el aumento de los estándares de la educación corporativa, del desarrollo de liderazgo y llevanza de mejores prácticas a sus socios en economías en desarrollo y de transición.

  • Triple  bottom line:

En su más amplio sentido, el término engloba un conjunto de valores y procesos que la empresa debe dirigir para reducir al mínimo cualquier daño resultante de sus actividades y crear valor económico, social y medioambiental. Esto implica tener claramente definido el objetivo de la empresa y tomar en cuenta las necesidades de las partes interesadas, accionistas, clientes, empleados, socios de negocio, gobiernos, comunidades locales, etc. Así, las responsabilidades de la empresa se dividen en tres grandes ámbitos: económico, social y medioambiental. Para precisar el objetivo de la responsabilidad, se hace necesario vincular los ámbitos relevantes con sus respectivos elementos, como son la equidad social, eficiencia económica y preservación del medioambiente. En un contexto de creciente presión para que las compañías generen valor monetario a sus accionistas y, a la vez, proporcionen valor social y ambiental, los gerentes centran su atención en maximizar el valor agregado a lo largo del triple bottom line (económica, ambiental y social). De manera creciente las compañías están elaborando reportes sobre su desempeño en términos de la triple línea de base.